Si jugar en Parque puede tener sus inconvenientes, ir a ver los partidos desde la grada (o en el caso del colegio Zurbaranbarri, desde un banquillo) es digno de alabanza; es más, quien esto hace, es merecedor de la canonización.
Desde que Parque es Parque, algunos de sus jugadores han acudido a los partidos acompañados de amigos, familiares, y principalmente, de sus novias. Han sido estas las más fieles, y también las más chaladas seguidoras del equipo. Cuando veía a alguna de ellas acudir a uno de nuestros partidos le preguntaba si no tenía mejores actividades que realizar (que seguro que las había) que la de ir a vernos jugar a esto.
Han sido muchas nuestras intrépidas aficionadas: Olatz, Izaskun, Elena, Estíbaliz, Maddie, Sonia, Tina, Olaya, Almudena, Iratxe, Meri, Yolanda, Fátima... Todas ellas nos han acompañado en los buenos y en los malos partidos, y todas nos han mostrado la mejor de sus sonrisas. Han colaborado con el equipo, le han prestado su apoyo, e incluso en el caso de Yolanda y Elena, lo han entrenado. Pero sobre todo, también lo han sufrido. Porque todas ellas, tanto las que habitualmente han asistido a nuestros partidos, como las que han acudido con menor frecuencia, han tenido que "compartir" a sus novios, o maridos, con Parque; y ello no siempre ha sido fácil. Por ello, desde aquí, desde Parque, no puedo más que expresar palabras de agradecimiento a todas ellas; a nuestras chicas de oro.

Un aplauso cerrado con todo el mundo en pie.
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