Una vez llegados al alojamiento logroñés de pernoctación, salimos del mismo, puesto que nos tocaba dirigirnos con premura al establecimiento en el que varios grupos de despedidas de solteros y solteras, mediante una serie de juegos de habilidad, pugnaríamos por demostrar que no éramos los más torpes. Y de hecho, no lo fuimos.
He aquí algunas imágenes representativas del "infierno" que tuvimos que padecer aquella tarde...
Aunque al final de la competición, también hubo momentos para la distracción y el regocijo...





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