domingo, 17 de marzo de 2019

La piña y el candado

Cuentan los más antiguos, que en una época muy lejana, un señor al que llamaban Juanki (que además fue uno de los fundadores de este club), un día explicó a los allí presentes cierta táctica defensiva, y lo hizo de manera tan gráfica, que desde entonces permanece en el subconsciente de algunos la imagen de una piña y de un cerrojo, y cada vez que alguno de dichos objetos es nombrado, aparece una sonrisa, o incluso la explicación de aquella antigua anécdota, que los más incrédulos tachan de leyenda sin fundamento.
Mas en honor a la verdad, o mejor dicho, a la verdad de Juanki, la explicación de lo que es una defensa piña-cerrojo existió, y esta fue la causante de que uno de los afamados y dicharacheros premios de la afición, que comenzaron a entregarse en la temporada 2002-03, tuviera la denominación de premio "Piña-cerrojo". Es el galardón para el mejor defensor del curso baloncestístico, y desde su creación han sido once los ganadores y veinte los premios entregados (en algunas temporadas hubo dos equipos, y por tanto, doble premio). Pero de entre todos ellos (a los que se nombrará en una futura entrada), cuatro lograron la avenencia, no solo del aficionado, que al fin y al cabo era el que votaba, sino incluso de sus propios compañeros de equipo. O dicho de otra manera, cuatro de ellos se labraron el prestigio de buenos defensores. Porque aunque, como sucede en tantas situaciones que tienen que ver con valoraciones subjetivas, no fuesen premiados todos los que eran, sí que estos cuatro se lo ganaron.

El primero de estos defensores fue Carlos, con tres "piñas-cerrojo", y a saber cuántos hubiera ganado de haberse entregado antes estos premios. Le sucedió un incombustible Manuel, alias Manu, que entre el primer equipo y el segundo, ha logrado seis premios; dos de ellos compartidos. A continuación, el prestigio defensivo se lo ganó Ibon, que en apenas 4-5 años, ganó dos "piñas-cerrojo". Y el último grande en esta faceta es Rubén, que en sus cinco temporadas en el club ha logrado cinco "piñas-cerrojo", aunque uno de ellos compartido; es decir, a razón de un premio por año jugado.
Carlos y Rubén, con una envidiable capacidad física; Manu, con una notable habilidad para estar bien colocado; e Ibon, con un gran tesón y motivación. Cada uno, con sus particulares características, han elevado el prestigio de este singular premio. El cual, y a pesar de llamarse "piña-cerrojo", no refleja exactamente el premio material que se entrega cada año. En realidad, en la mayoría de las ocasiones los premiados recibieron algo relacionado con esa fruta (como confirman las fotografías), mas ante la aparente dificultad que suponía entregar al ganador un cerrojo, en algunas ocasiones opté por sustituirlo por algo más útil, como un candado.
Las siguientes imágenes corresponden a sendas entregas del premio, a los dos últimos ganadores, que no pudieron recogerlo durante la "gala oficial".


Ibon, ganador 2012 (equipo de 1ª)

 Rubén, ganador 2017



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