sábado, 20 de enero de 2018

El balón imaginario

Nuestros calentamientos, tradicionalmente, no han sido muy elaborados, ni exigentes físicamente, y a veces, ni tan siquiera plenamente participativos. No han sido brillantes, pero en ocasiones han cumplido la misión de puesta a punto para el comienzo del partido. En realidad, solo a veces.
Sobre todo cuando hemos jugado fuera de nuestras canchas, hemos compartido diversos y variopintos materiales que el equipo local, o el polideportivo, o quien se encargase de los preparativos, ha puesto a nuestra disposición. Estos consistían, principalmente, en un terreno de juego, unas canastas, y unos balones. Respecto a lo primero, hemos sufrido algunos campos en malas condiciones, o con medidas no reglamentarias (aunque permitidos para el juego); en relación a lo segundo, no ha habido apenas trastornos, si acaso, en nuestro propio campo, por problemas con el mecanismo de bajada de las canastas; y en relación a los balones, hemos conocido de diversas clases (en alguna ocasión, no del todo redondos), estando más o menos desgastados, o más o menos inflados. En cualquier caso, mejores o peores, estos materiales nunca nos han faltado para calentar...
¿Nunca? En una ocasión, hicimos todo el calentamiento sin balones; es decir, sin balón; ninguno. El 26 de noviembre del 2006, en el Polideportivo Gobela, iniciamos nuestro calentamiento corriendo un poco por la pista, estiramos a la espera de que sacara alguien los balones, pero en seguida corroboramos que había algún problema con estos: la persona encargada de traerlos se había retrasado, y por ello ninguno de los equipos podía iniciar ningún tipo de ejercicio que contuviera ese material. Pero aún así, como entrenador que era entonces, para ganar tiempo, decidí que hiciéramos algún ejercicio de movimientos a canasta, como si tuviéramos el balón, pero sin tenerlo. Sí que había que echarle un poco de imaginación, mas la intención era la de no enfriarnos. Sin embargo, acabado el ejercicio, y ante el incipiente ridículo que nos suponía estar corriendo por el campo pasándonos un objeto imaginario, dejamos de hacer el panoli, y, simplemente, nos paramos. El tiempo continuó transcurriendo, y cuando llegó la hora de comenzar el partido, aún no había balones en el campo, y cuando, por fin, estos llegaron, el árbitro no consideró adecuado que ambos equipos calentáramos unos minutos con balón. De esta manera, durante todo el calentamiento no hubo balones, y tras el partido tampoco hubo ningún informe arbitral sobre dicha incidencia.
De cualquier manera, el partido se ganó, siendo la 6ª consecutiva de la temporada, merced, sobre todo, a un parcial de 7-22 en el primer cuarto. Quizá nos familiarizamos primero nosotros con el balón, antes que ellos.

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