viernes, 13 de julio de 2018

Los cubatas de Ondarroa

O también podía suceder, aunque era menos habitual, que jugásemos un partido en otra población, y que tras una comida y posteriores ingestas líquidas, lo ganásemos. Es muy recordado aquel primer desplazamiento a Ondarroa, que unos pocos aprovecharon para comer, y que además prolongaron con una sobremesa bien provista de cubatas. A pesar de que el estado físico de esos pocos no debía ser muy bueno, como acabaron confesando posteriormente, esto no fue óbice para completar un gran partido. Tampoco lo fue la presión ambiental que provocaba un graderío lleno de aficionados locales, posiblemente los mismos que habían estado viendo un partido de fútbol anterior. De una parte de ellos, en un instante del partido se lanzó una botella de plástico vacía al campo. Fue el "momentazo" Raúl, cuando este enseñó al árbitro la botella, e incluso con esta en la mano, se lo recalcó, por si no había quedado suficientemente claro. Algunos del equipo tratábamos de que se olvidara del asunto, más que nada para no tener que salir corriendo de aquel pabellón que contaba con un sector del público nada amigable.
En el aspecto puramente deportivo, no queda un recuerdo nítido de lo que fue el partido en sus aspectos técnicos o tácticos. Más allá de lo que dice la estadística, y sobre todo de la tremenda cantidad de tiros libres fallados, aquel partido en Ondarroa permanece en la memoria colectiva del club como uno de los mejores de nuestra historia. Hasta el arbitraje, a cargo de Arregui, fue muy bueno, y valiente.
En la temporada de nuestro décimo aniversario, este partido acabará siendo recordado no solo por el buen juego, sobre todo ofensivo, o por la botella y Raúl, sino también, y sobre todo, por los cubatas de Ondarroa.


 

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