Una de las ventajas que trajo el paso del tiempo fue la modernización de los campos de juego. Cada vez eran más numerosos los partidos que se jugaban bajo techo, y cada vez más los que contaban con marcador electrónico. A nosotros nos costó un tiempo tener a disposición de los partidos de Parque un marcador, o mejor dicho, una consola (llamado así el cuadro de mandos) que lo hiciese operativo, puesto que el marcador ya llevaba unos años colgado en la pared. No fue hasta la temporada 2010-11 cuando comenzamos a usarlo de manera habitual, compartiéndolo durante los primeros años con uno de los equipos de fútbol del colegio. Aquella consola, que posteriormente "desapareció", nos permitía evitar aquello tan tedioso de acudir continuamente donde los oficiales de mesa para preguntar por el resultado.
Estrenamos el marcador en un partido que, aunque no fuese muy recordado, podría considerarse histórico. Por dos razones: porque inauguramos el marcador, claro, pero también porque significó la primera victoria de aquel nuevo equipo de 2ª, que había comenzado su singladura en el club esa misma temporada. Tras las dos claras derrotas anteriores, ya en la 3ª jornada llegó el primer triunfo, contra Saskel por 60-48, que no fue sino uno de las muchos logrados por aquel grupo que sobresalía, sobre todo, por su disciplina como colectivo.
Desde aquel partido, el marcador iba a formar parte de nuestra rutina competitiva, al igual que los balones, los banquillos, los botellines de agua... Era un instrumento más, aunque fuese manifiesta su importancia, y salvo en el período que transcurrió hasta que pudimos sustituir la consola "desaparecida" por otra nueva, se ha mantenido allí en lo alto recordándonos nuestras miserias, pero también siendo testigo de nuestras grandezas; aquellas que algunos, de vez en cuando, han inmortalizado mediante fotografías. Como refleja esta imagen de aquel 24 de octubre, donde se ve un Equipo, y un testigo mudo que lo confirmó.
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