Ermua nos deparó otro día para el recuerdo, otro de aquellos partidos que también encajaban con el espíritu del Parque de aquel entonces. Quizá fue el día en que quedó plasmada la fotografía de la entrada anterior, o en otra ocasión, cuando decidimos darnos una jamada antes de un partido en aquella localidad. Comida a la que se unieron unas cuantas bebidas. Las consecuencias de todo ello fueron las previsibles: que buena parte del equipo allí desplazado tuvo serias dificultades físicas para jugar aquel match, y finalmente salimos derrotados.
No siempre el estado de incipiente embriaguez fue la excusa para salir derrotados de un partido, dado que, en una época más reciente, en Gernika también perdimos tras una comida en un restaurante de la localidad, sin haber ingerido demasiada sustancia etílica. En aquella ocasión la derrota, por tan solo un punto, hay que buscarla en el increíble parcial recibido en el tercer cuarto, que es una de las mayores diferencias en contra (sino la mayor) en solo 10 minutos.

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