Hemos visitado muchos recintos deportivos, algunos de los cuales con cierto nivel y prestigio entre las instalaciones de la provincia. El de Pando Aisia, en Portugalete, es de los más recientes, pero quizá el más recordado sea el pabellón de La Casilla. También, en ocasiones, hemos jugado en campos donde no apetecía nada celebrar un evento deportivo, ya sea por las condiciones del terreno de juego, o sobre todo, por estar al descubierto en días lluviosos.
En los últimos días del año 2002, visitamos dos lugares con un pronunciado contraste entre ellos. En primer lugar, ganamos a Patronato, en la histórica cancha donde se habían jugado partidos de ACB. En esa brillante temporada en la historia de Parque Bilbao, aquella victoria resultó decisiva en la posterior clasificación para la fase de ascenso. El juego no fue nada bueno, el bote del balón sobre el parquet resultaba extraño para algunos de los jugadores, y se notaba el ambiente frío de un pabellón de más de 5000 espectadores, sin espectadores. Pero la sensación de jugar en La Casilla, y sobre todo, de ganar, nos sentó muy bien. Además, al finalizar el partido, tuvo el delegado del equipo local el bonito detalle de entregarnos un libro conmemorativo de los 50 años de existencia de la Sociedad Deportiva Patronato.
Una semana después, jugamos un amistoso sobre un terreno de juego muy distinto al anterior. Se jugó en Ermua, en un lugar que nos costó encontrar, puesto que se trataba, no de un pabellón o colegio, sino de un centro cívico. Al entrar en el local y ver el terreno de juego, pensamos que se trataba de una broma; de hecho, el partido se jugó un 28 de diciembre. El suelo del campo era una especie de alfombra. Fue difícil de creer nuestro relato de entonces por aquellos que no fueron al lugar, al igual que también puede ser difícil de creer ahora. Sobre un campo de moqueta azul se jugó aquel partido, que ganamos, con una gran actuación ofensiva de los dos Joses, y con el arbitraje de Ahmad y la anotación de Olaya, quienes fueron requeridos para tal labor ante la falta de equipo arbitral en aquel partido.
Introitus spiritus domini
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