Tras las tres palizas consecutivas mencionadas en las anteriores entradas, ganamos claramente a Bakuva, en Zurbaranbarri, con tres jugadores anotando la decena de puntos, de los cuales dos eran pívots; también se ganó a Boskozaleak B (ver Un beso y un balón (2)), y a Mungia, con más dificultad de lo esperado. Y tras la ya mencionada victoria en Derio, en el último partido del año, acabamos la primera fase con una sorprendente derrota. La pifia en casa frente a Trápaga, al que en el partido de la primera vuelta se había ganado por casi 40 puntos de diferencia, nos indicaba la importancia que tenía en nuestras victorias un ritmo elevado de juego.
La segunda posición en la primera fase, que nos clasificaba para el grupo de ascenso, ya implicaba, por mor del sistema de competición, nuestro ascenso de categoría. Es decir, aunque no fuese aún oficial, el 12 de enero del 2014 ya habíamos logrado nuestro cuarto, y hasta ahora, último ascenso.
El éxito previo no tuvo continuación durante la fase final, que resultó decepcionante para nuestro equipo. En esa segunda fase se evidenciaron varios problemas, que quizá nuestras victorias anteriores no nos habían dejado ver, como fue la excesiva dependencia en ataque de Iker, que en la segunda fase, contra pívots más grandes y rápidos que los que nos habíamos encontrado hasta entonces, supuso un grave problema; o también, la falta de velocidad en ataque, o de un tiro exterior que era claramente mejorable. Además, en esta fase cobraba más importancia la parcela defensiva, que anteriormente no había sido un aspecto a nuestro favor. Comparativamente, si en la primera fase, entre los siete equipos del grupo, habíamos acabado con la segunda mayor anotación en puntos, y la tercera mejor en puntos encajados, en la segunda fase, de ocho equipos, fuimos la segunda peor anotación, y el peor, con diferencia, en puntos encajados. Ni tan siquiera las estadísticas disimulaban la realidad: segundo peor equipo del grupo, con 2 victorias y 12 derrotas.
Aquella temporada 2013-14, habíamos conseguido un éxito que quizá en gran parte se había obrado por la composición de la plantilla, y que se había prolongado durante la primera fase. Aquello nos posibilitó el ascenso, y no debíamos sino alegrarnos por ello, porque las victorias fueron merecidas y se debían disfrutar mientras se pudiera. Sin embargo, aquella segunda fase justificó plenamente la expresión: "pan para hoy y hambre para mañana".
De las dos victorias de la fase final, cabe destacar, sobre todo, la lograda en Gordexola, por cómo se produjo. A pesar de que al descanso se ganaba por 14 puntos de diferencia, a falta de un minuto de partido, perdíamos: 65-63. Además, inauguramos el último minuto encajando un triple y un tiro libre, por lo que contábamos con muy poco tiempo para remontar un marcador de 69-63. Sin embargo, dio tiempo para que Asier Santa. anotara un tiro libre, y Ander una canasta. También para que un jugador de Gordexola, ex jugador de Parque, fallara dos tiros libres.
Tras un tiempo muerto, con un 69-66 en contra, y con muy pocos segundos por jugar, Aritz tuvo el balón, y se jugó un triple, que no solo anotó, sino que contó con el premio añadido de un tiro libre, merced a una falta cometida por el mismo ex jugador de Parque que había fallado los tiros libres mencionados. Tuvo el aplomo Aritz para erigirse en culpable de una victoria así, con esos cuatro puntos consecutivos. Aunque no fue el único protagonista de una victoria a la que otros, también, contribuyeron.
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