Tras los dos fallidos ascensos, comentados en las entradas anteriores, había que fijarse en un aspecto del juego que en este blog, hasta ahora, apenas se ha mencionado; esto es, la figura del entrenador.
Han sido varios los entrenadores, que teniendo o no ficha en los diferentes equipos, han desempeñado dicha labor, mas a mí me ha correspondido en bastantes ocasiones. Y por ende, la cantidad de errores y de pifias ha sido exponencialmente mayor que la de otros.
Especialmente "sangrante" fueron esas dos temporadas mencionadas, mas no solo. La mala dirección de partidos, la poca inteligencia en la organización de entrenamientos, que en muchas ocasiones se basaban más en ideas utópicas que en realidades, o la inadecuada gestión de egos en ciertos años, fueron quizá los problemas más importantes, que provocaron resultados bastante decepcionantes, teniendo en cuenta las plantillas que estuvieron en el club.
Si bien es cierto, también, que algo bien sí se hizo, como en la primera temporada de aquel segundo equipo que creó el club; siendo autocrítico, el balance global como entrenador, en absoluto puedo considerarlo bueno. Otra cosa es que los jugadores que pasaron por el club, en diversas épocas, ayudaran a la obtención de exitosos resultados deportivos.
Han sido varios los entrenadores, que teniendo o no ficha en los diferentes equipos, han desempeñado dicha labor, mas a mí me ha correspondido en bastantes ocasiones. Y por ende, la cantidad de errores y de pifias ha sido exponencialmente mayor que la de otros.
Especialmente "sangrante" fueron esas dos temporadas mencionadas, mas no solo. La mala dirección de partidos, la poca inteligencia en la organización de entrenamientos, que en muchas ocasiones se basaban más en ideas utópicas que en realidades, o la inadecuada gestión de egos en ciertos años, fueron quizá los problemas más importantes, que provocaron resultados bastante decepcionantes, teniendo en cuenta las plantillas que estuvieron en el club.
Si bien es cierto, también, que algo bien sí se hizo, como en la primera temporada de aquel segundo equipo que creó el club; siendo autocrítico, el balance global como entrenador, en absoluto puedo considerarlo bueno. Otra cosa es que los jugadores que pasaron por el club, en diversas épocas, ayudaran a la obtención de exitosos resultados deportivos.
No solo los no ascensos provocaron mi sonrojo, sino también aquel descenso de categoría con una plantilla con la que podíamos aspirar a acabar en la parte alta de la clasificación; o el peor puesto de nuestra historia (penúltimos de la más baja categoría) en 2014-15; o siendo plenamente autocrítico, incluso aquellas fases de ascenso en las que malas direcciones en ciertos partidos nos impidieron lograr cuando menos un subcampeonato de liga. En este sentido, gran amargura me produce aún el recuerdo del "Boskosazo", es decir, la inesperada derrota en el campo de Boskozaleak de la última jornada del curso 2009-10, a causa de cierto empecinamiento mío, o a no ser suficientemente incisivo en algunas cuestiones evidentes. Nunca tuvimos tan cerca ser segundos de la categoría (o incluso primeros).
Respecto a partidos concretos, más que a temporadas completas, las pifias son demasiado numerosas para incluirlas todas aquí. La derrota contra Independiente, en la que un jugador local nos anotó 11 triples, palizas recibidas de Salleko, o de Águilas, la remontada de Mungia en un partido ya ganado a falta de pocos minutos, o el olvido en Montaño para sacar del banquillo a Carlos el día de su debut, por lo que únicamente jugó, aproximadamente, unos 30 segundos, son solo unas breves reseñas entre tantas y tantas.
Pero quizá las peores, las que más huella me han dejado, son aquellas que tuvieron consecuencias extradeportivas, como aquel partido en la cancha de Haro, en los primeros años, en que Carmelo no jugó un solo minuto, en un encuentro que perdimos por una diferencia clara. Aquella incomprensible decisión por mi parte, provocó otra: que el jugador dejase el equipo.
Son muchas las situaciones, las malas decisiones, o la falta de ellas, que han tenido consecuencias desastrosas para el rendimiento deportivo de los diferentes equipos que han pasado por el club. Por todo ello, y porque, por desgracia, no puedo cambiar el pasado, entono un claro, y sin matices, mea culpa.
Son muchas las situaciones, las malas decisiones, o la falta de ellas, que han tenido consecuencias desastrosas para el rendimiento deportivo de los diferentes equipos que han pasado por el club. Por todo ello, y porque, por desgracia, no puedo cambiar el pasado, entono un claro, y sin matices, mea culpa.






