viernes, 30 de noviembre de 2018

Los amistosos (2)

Tras la primera experiencia en Llodio, volvimos allí en otras dos ocasiones para jugar un partido de pretemporada. En ambas nos enfrentamos a Llodio B.C., y ambas fueron victorias. Y en la temporada 2001-02, además del viaje a tierra alavesa, también hicimos turismo por Ermua, en un amistoso que resultó de lo más curioso (ver Templos del basket).
Además de los equipos de Llodio, con tres amistosos, y por supuesto, de la Afición, con un montón jugados, hubo otros equipos contra los que repetimos amistosos, ya fuese durante la pretemporada o durante los descansos ligueros. Uno de ellos, Ugeraga, frente al que hemos jugado tres amistosos también, contabilizando una victoria y dos derrotas. Otro, La Salle, al que hemos ganado dos veces, perdido otra, y en otra ocasión no se sabe, porque no hubo ni acta, ni resultado.
Mas los tres clubes más habituales a los que nos hemos enfrentado en este tipo de partidos han sido: Loyola Indautxu, Unamuno, y Arkitze.

El amistoso con Loyola, de la temporada 2001-02, en una fecha sin especificar, y sin acta, ni resultado, ni ganador, fue el primero de los ocho que hemos jugado, no oficiales, frente al club de Indautxu. El segundo de ellos, seis pretemporadas después, tampoco tuvo acta, ni resultado, ni ganador. Parecía que por aquel entonces en el equipo de Jesuitas los amistosos se los tomaban con una seriedad relativa. Al menos a la tercera sí que fue la vencida; esto es, sí hubo acta, resultado, y ganador ("Parke", como indicó en el acta un anotador despreocupado por los nombres de los equipos que jugaron), aunque no consta la fecha en que se jugó.
En el cuarto amistoso se mejoró la "logística" en Jesuitas, contando con acta, con fecha, con anotador federado, con los nombres de los equipos correctamente escritos, con resultado, y lo mejor de todo, con la victoria. En aquel amistoso jugado en un módulo del pabellón, ante un equipo de una categoría superior a la nuestra, entrenado por nuestro jugador, Asier, conseguimos el lote completo: victoria y un acta en condiciones.
Desde entonces, ya no logramos ambas cosas. Sí tuvimos actas, con resultados y tal, mas no las victorias. Al contrario, las derrotas fueron claras, especialmente las dos siguientes, en las que salimos de Jesuitas con sendas palizas. En la de 2011-12 tuvimos la osadía de jugar, casi por completo, con el equipo de categoría senior 2ª, frente al equipo local que militaba en senior especial; esto es, dos categorías por encima. Sin embargo, en la escandalosa derrota de la pretemporada siguiente, sí competimos con un equipo de una similar categoría, aunque la diferencia fue casi la misma.
 

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Los amistosos (1)

Hasta la fecha son 89 los partidos no oficiales que hemos jugado, ya sea en torneos, o los tradicionales partidos con la Afición, o como parte de la pretemporada, o por otras razones.
El primero de estos amistosos no llegó hasta la tercera temporada. Un domingo entre septiembre y octubre de 1998 (en una fecha sin precisar) nos fuimos hasta Llodio para "preparar" la temporada venidera. Gracias al contacto con un jugador de La Milagrosa, amigo de Carlos, jugamos contra ese equipo de categoría provincial alavesa, en el polideportivo de la localidad. Aunque en el acta que se muestra aquí faltaban un montón de datos, sí se puede apreciar que aquel primer amistoso lo perdimos. En cualquier caso, fue un amistoso ciertamente curioso.
 
 
Al igual que en este primero, hubo otros amistosos en los que la composición del acta mostró una cierta dejadez, e incluso, y no pocos, en los que ni tan siquiera se llevó un acta, por lo que a veces no quedó constancia del ganador.
Así sucedió, por ejemplo, en el siguiente amistoso, al comienzo de la temporada 1999-2000, en el que ni consta acta, ni fecha, ni ganador. Tampoco hubo acta en un partido en Zamudio, que al no presentarse el equipo arbitral, decidimos convertir en un improvisado amistoso; que además ganamos.
Y aunque sí hubo acta en el amistoso de la temporada 2000-01, su escasa información no dejó constancia ni de la fecha, ni de quiénes lo jugaron; aunque sí mostró claramente nuestra derrota. Este fue un partido con una cierta carga emotiva, por cuanto suponía el jugar contra el que había sido nuestro capitán en la anterior época. Iván había ido al equipo de Zurbaran, y en su campo jugamos, en un colegio con un terreno que se nos antojaba muy largo.
 
 

domingo, 25 de noviembre de 2018

3 y 11 (1)

Si bien han sido unas cuantas las ocasiones en que cierto popular juego etílico tuvo presencia en cenas y demás festejos del club, dos han sido particularmente históricos, y por ello los mencionaré.
Comenzaré en orden cronológico inverso. El segundo de ellos no es, quizá, tan recordado por el kinito en sí, sino por lo que aconteció antes. Tras un partido, otro más en esa temporada 2013-14, en que Patronato nos daba un repaso, ya que nos encontrábamos por el casco viejo, decidimos quedarnos por allí para tomar algo. Y ese algo se convirtió en mucho...
 
Tras la paliza en el colegio Maristas, la tarde que alguno comenzó de esta guisa,
 
 
tras unas horas entretenidos con degustaciones de caldos varios, más de uno la acabó...
Porque el partido finalizó sobre las seis de la tarde de ese sábado, más o menos, y ya desde entonces, a los primeros vinos (estando Unai por allí era lo que procedía) le siguieron otros, y lo que fuera que continuó. El caso es que para última hora de la tarde, o primera de la noche, nuestro adelanto festivalero respecto a las juventudes que iban llegando entonces al casco viejo, ya era considerable. Mientras muchos estaban aún pensando en qué bar debutar la noche, nosotros ya no sabíamos ni dónde estábamos. Y esto causaba ciertas situaciones curiosas, que si bien en la profundidad del crepúsculo pasarían desapercibidas, a esas horas aún resultaban algo indecorosas.
Llegado el tiempo del kinito, que fue el acto de clausura de aquella velada, la sucesión de actuaciones "surrealistas" desempeñadas por los que allí restábamos, se condensó en un breve espacio temporal: trapos húmedos, cubiletes que vuelan, conversaciones con vecinas de mesa...
 
Allí acabó nuestra particular reunión tras un partido que había terminado varias horas antes. Aquella temporada del último ascenso resultó muy grata, no solo por el aspecto deportivo, sino también por el buen ambiente que hubo fuera del campo; con buena gente, como los de la fotografía, protagonistas del relato de aquella tarde de febrero.
Quizá aquella canción, en aquel lugar, era el presagio de los años que estaban por llegar...
 
 
 
Aitormena
 

viernes, 23 de noviembre de 2018

Los delegados

En la temporada 2006-07 sucedieron un montón de cosas insólitas. Fue la de nuestro décimo aniversario, que era la primera vez que ocurría, por supuesto; fue la del fracaso en la fase de ascenso, con la plantilla que teníamos; fue la de la despedida de Iván, nuestro "capi"; fue la de los tres partidos seguidos fallando 20 tiros libres; o fue la de victorias históricas, como la de Ondarroa. Todo esto ha sido narrado ya en anteriores entradas. Mas también hubo otro hecho insólito, que posiblemente ha pasado desapercibido en nuestra historia: fue la única temporada en que tramitamos una licencia de delegado.
En la temporada anterior, en el tradicional partido de la Afición, en el que hacían su debut los hermanos Begoña, Asier Osaba dejaba el equipo (ver El día de la Afición (3). El partido). Pero en la temporada del aniversario, quiso seguir ligado al club, y lo hizo como delegado, para lo cual le tramitamos una ficha. A pesar de que ha habido más delegados en nuestra historia, esa fue la única ocasión en que hicimos una licencia federativa para tal menester.


Las funciones de un delegado son diversas. Se trata, principalmente, de interactuar con los delegados de otros clubes, o con la federación deportiva, para tramitar las fichas, o cambios de hora, de día, o de cancha, en los partidos de liga. Además de Osaba, hemos sido otros once los que hemos desarrollado esas funciones. Durante algunas temporadas ha habido más de un delegado, debido a que por circunstancias diversas, uno hacía ciertas gestiones, ya fuese con los otros clubes en competición, o con la federación, siendo yo el que me encargaba del resto; o como en los últimos años, en que se ha dividido el trabajo, entre la interactuación con otros clubes, que ha correspondido a uno de los delegados, y las gestiones federativas, que las he continuado llevando personalmente.
En definitiva, además de mis muchos años como delegado, también han echado una mano en este aspecto, tan poco grato: Jesús, Landeira, Álvaro, por dos veces, Asier, Raúl, Adiran, también por dos veces, Roberto, Iñigo Jiménez, Ander, y Mikel Alonso.

 

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Uno es bueno y nos vale (4). Air Manu

Al igual que la temporada 2006-07 (la del décimo aniversario) fue prolífica en asuntos noticiables, y ha protagonizado ya varias entradas de este blog, la 2002-03 no se queda atrás. Aunque apenas he incidido aún en todo lo acontecido durante aquel curso, en esta ocasión sí haré referencia a la temporada en la que, posiblemente, jugamos el partido con mayor cantidad de fallos en tiros libres.
Si bien en la entrada anterior mencionaba que la racha de tres partidos consecutivos con al menos 20 fallos desde la personal, parecía difícil de igualar, anteriormente (acabando ese curso 2002-03) ya habíamos padecido un desastre mayor, fallando en Gaztelueta nada menos que ¡26 tiros libres! El 17 de 43, teniendo en cuenta que perdimos por 9 puntos de diferencia, se antojó decisivo. Y aunque entonces no pareció más que una dolorosa derrota, al finalizar la liga en tercera posición, pero empatados a victorias con el segundo clasificado, una inercia mental pesimista podía llevar a la reflexión de que aquel 1 de mayo del 2003, los 26 fallos desde la línea, no solo nos habían hecho perder un partido, sino algo peor: un subcampeonato de liga.
De este partido, que mi memoria querría haber olvidado, ya apareció en otra ocasión una referencia en este blog, mas por un motivo distinto (ver Cambios curiosos).

Si las connotaciones de ese partido en Gaztelueta fueron negativas, hubo otro encuentro con parecido nivel de desacierto desde la línea, del que, sin embargo, se guarda un recuerdo más agradable; en parte por lo anecdótico, en parte por la épica de la victoria. Porque en la temporada anterior, en el colegio descubierto J.R. Jiménez, de Barakaldo, el 10 de 32 en tiros libres, sí tuvo una buena justificación. Y también la tuvo el jugador que "colaboró" sustancialmente en ello, con un 5 de 22.
Aquel día, las rachas de viento que nos acompañaron durante el partido desviaban los tiros (no exagero en tal aseveración), provocando que hubiera que ganar el partido como se pudiera, aunque desde la línea de personal se antojaba muy difícil. Aquella "épica victoria", como titulaba la crónica del match, tuvo dos claros protagonistas. Por una parte, el viento, que no he visto con esa fuerza en ningún otro partido que hayamos jugado en un campo descubierto. Y por otra parte, Manu, y no solo por su terrible racha de tiros libres, sino por su aportación durante el partido. En la victoria por 49-53 a Independiente, a pesar de todo, anotó 21 puntos.
Aquel partido, que por su juego y trascendencia, posiblemente hubiera permanecido como uno más de nuestra historia, el viento se encargó, no solo de desviar los tiros libres de Manu, sino también de dejarnos la impronta de una curiosa anécdota. Fue el día en que Manu luchó contra los elementos.


Aire
 
 
 

domingo, 18 de noviembre de 2018

Uno es bueno y nos vale (3). De veinte en veinte

Si en las anteriores entradas (ver Uno es bueno y nos vale (1). Los porcentajes y Uno es bueno y nos vale (2). Enchufadores) había hecho referencia, sobre todo, a las buenas rachas y porcentajes en tiros libres que Parque ha tenido en tantos años, en esta ocasión relataré un aspecto más negativo.
Si bien en tantas temporadas recorridas, no fueron pocos los partidos con muchos fallos en el tiro libre, y con malos porcentajes, voy a destacar una serie de tres consecutivos, que será difícil empeorar, ni aunque sigamos jugando otros veinte años más.
Sucedió en el comienzo del año 2007. Tras un primer partido que ganamos por incomparecencia del equipo local (ver Ganar sin sudar), los tres siguientes tuvieron un común denominador: en los tres se fallaron, al menos, 20 tiros libres. El período que abarcó desde el 14 al 27 de enero, aglutinó varios hechos insólitos, siendo el principal esa cantidad de fallos en tres partidos consecutivos.
También puede parecer inusual el número total de lanzamientos de tiros libres en esos tres encuentros (40, 36, y 47), aunque eso no fue tan extraño en aquella temporada 2006-07, en la que, por mor de los jugadores con los que contábamos, sobre todo durante la primera fase tuvimos muchos partidos en los que lanzábamos al menos 30 veces desde la línea.
Mas, quizá, lo que pueda resultar más sorprendente, es que a pesar de esa cantidad de fallos, y por añadidura, malos porcentajes, no perdiésemos los tres partidos. De hecho, se ganaron dos de los tres, siendo victorias históricas, de esas que entraron en la memoria colectiva del club.
La victoria ante Imenor Saskibaloia (es decir, Lagunok), por 88-43, que es la quinta mayor diferencia que hemos tenido nunca, contó con la aportación ofensiva de los 11 jugadores, por lo que los puntos estuvieron muy repartidos. Y el triunfo en el polideportivo Zaldupe, de Ondarroa, por 76-78, es una de las victorias de Parque más recordadas por los veteranos, sobre todo porque se produjo tras una comida en la localidad, con posterior sobremesa (ver Los cubatas de Ondarroa).

Así pues, en aquel mes de enero del 2007, en la temporada de nuestro 10º aniversario, logramos una estadística inusual, por negativa, que sin embargo ha permanecido oculta por el brillo de aquellas dos victorias históricas. El 20/40 en Parque X Aniversario 88 - Imenor Saskibaloia 43; el 16/36 en Parque X Aniversario 52 - Unamuno 56; y el 26/47 en Aurrera Ondarroa 76 - Parque X Aniversario 78, han sido rachas que difícilmente se repetirán (eso espero). Ante tanto desperdicio de tiro libre, nos venía como anillo al dedo aquel dicho de que, "¡uno es bueno y nos vale!".


Hay que venir al sur


 

viernes, 16 de noviembre de 2018

Los ascensos (9). El triunfo del segundo equipo

Tras las tres palizas consecutivas mencionadas en las anteriores entradas, ganamos claramente a Bakuva, en Zurbaranbarri, con tres jugadores anotando la decena de puntos, de los cuales dos eran pívots; también se ganó a Boskozaleak B (ver Un beso y un balón (2)), y a Mungia, con más dificultad de lo esperado. Y tras la ya mencionada victoria en Derio, en el último partido del año, acabamos la primera fase con una sorprendente derrota. La pifia en casa frente a Trápaga, al que en el partido de la primera vuelta se había ganado por casi 40 puntos de diferencia, nos indicaba la importancia que tenía en nuestras victorias un ritmo elevado de juego.
La segunda posición en la primera fase, que nos clasificaba para el grupo de ascenso, ya implicaba, por mor del sistema de competición, nuestro ascenso de categoría. Es decir, aunque no fuese aún oficial, el 12 de enero del 2014 ya habíamos logrado nuestro cuarto, y hasta ahora, último ascenso.
 
El éxito previo no tuvo continuación durante la fase final, que resultó decepcionante para nuestro equipo. En esa segunda fase se evidenciaron varios problemas, que quizá nuestras victorias anteriores no nos habían dejado ver, como fue la excesiva dependencia en ataque de Iker, que en la segunda fase, contra pívots más grandes y rápidos que los que nos habíamos encontrado hasta entonces, supuso un grave problema; o también, la falta de velocidad en ataque, o de un tiro exterior que era claramente mejorable. Además, en esta fase cobraba más importancia la parcela defensiva, que anteriormente no había sido un aspecto a nuestro favor. Comparativamente, si en la primera fase, entre los siete equipos del grupo, habíamos acabado con la segunda mayor anotación en puntos, y la tercera mejor en puntos encajados, en la segunda fase, de ocho equipos, fuimos la segunda peor anotación, y el peor, con diferencia, en puntos encajados. Ni tan siquiera las estadísticas disimulaban la realidad: segundo peor equipo del grupo, con 2 victorias y 12 derrotas.
Aquella temporada 2013-14, habíamos conseguido un éxito que quizá en gran parte se había obrado por la composición de la plantilla, y que se había prolongado durante la primera fase. Aquello nos posibilitó el ascenso, y no debíamos sino alegrarnos por ello, porque las victorias fueron merecidas y se debían disfrutar mientras se pudiera. Sin embargo, aquella segunda fase justificó plenamente la expresión: "pan para hoy y hambre para mañana".
 
De las dos victorias de la fase final, cabe destacar, sobre todo, la lograda en Gordexola, por cómo se produjo. A pesar de que al descanso se ganaba por 14 puntos de diferencia, a falta de un minuto de partido, perdíamos: 65-63. Además, inauguramos el último minuto encajando un triple y un tiro libre, por lo que contábamos con muy poco tiempo para remontar un marcador de 69-63. Sin embargo, dio tiempo para que Asier Santa. anotara un tiro libre, y Ander una canasta. También para que un jugador de Gordexola, ex jugador de Parque, fallara dos tiros libres.
Tras un tiempo muerto, con un 69-66 en contra, y con muy pocos segundos por jugar, Aritz tuvo el balón, y se jugó un triple, que no solo anotó, sino que contó con el premio añadido de un tiro libre, merced a una falta cometida por el mismo ex jugador de Parque que había fallado los tiros libres mencionados. Tuvo el aplomo Aritz para erigirse en culpable de una victoria así, con esos cuatro puntos consecutivos. Aunque no fue el único protagonista de una victoria a la que otros, también, contribuyeron.
 
 

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Las 4 palizas en 52 días (2)

Tan solo dos días después de la contundente paliza a Holiday Inn Derio, llegó otra en el polideportivo de Trápaga, en la que el resultado de 41-80, incluso se me antojó algo corto.
Si bien tuvo un guion similar que la victoria anterior, recuerdo unos argumentos más claramente pronunciados; esto es, rebote, y a correr. Fruto de ello, Asier Santa. y, sobre todo, Beñat, se "hincharon" a hacer contraataques hasta el aro contrario, merced a los pases de sus compañeros.
Jugando nuevamente con solo seis, salvo Aritz, los otros cinco anotaron al menos 10 puntos (Asier Santa., 22; Patxi, 12; Iker, 12; Iñigo, 11; Beñat, 20). De nuevo se antojaba imposible perder con tanta gente anotando, y más aun si la diferencia de edad de los jugadores del equipo de Trápaga, respecto a la de los dos o tres que corrían sin parar en Parque, era tan notable.
 
 
La tercera de las tres palizas (consecutivas las tres) llegó tan solo unas semanas después, si bien en esa ocasión no acabó en victoria nuestra. Los 39 puntos de diferencia que nos infligió Patronato (83-44), en el colegio Maristas, en otro partido en el que presentamos tan solo seis jugadores, escoció, y mucho. Mas lejos de servirnos para el futuro, aquel desastre se volvió a repetir. Aunque de esto ya se hablará en otra ocasión...

Y completando los 52 días, la cuarta paliza fue en el último partido de liga que jugó Parque en el 2013. El 22 de diciembre, la victoria en Derio por 37-80 (aunque por un error al contar, el anotador en el acta apuntó 79 puntos), tuvo algunas diferencias respecto a aquella de la cincuentena que le endosamos el mes anterior. En esta nueva victoria contamos con 11 jugadores, de los que solo dos llegaron a la decena de puntos. Curiosamente, el único que no anotó fue el merecedor del Papa Noel de chocolate (ver Papa Noel de chocolate (2)). Pero, más allá de la victoria, de la paliza, o del juego, fue el partido de los brazaletes negros, como homenaje a la madre de Iván, que falleció en aquellos días.

 


domingo, 11 de noviembre de 2018

Las 4 palizas en 52 días (1)

No ha sido habitual que Parque ganase sus partidos por una diferencia escandalosa. Es más, en pocos más de la decena se ha acabado 40 puntos, o más, por delante. Sin embargo, en 2013, en el espacio de un mes y 21 días, hubo cuatro resultados apabullantes, tres de ellos victorias, y de estas, dos contra Holiday Inn Derio.
El 1 de noviembre, en un partido jugado con tan solo seis (de una plantilla de quince jugadores), se obtuvo una diferencia de 50 puntos (87-37), que es la tercera mayor del club (tras la de Txurdi, y Tutilim), y que fue retratada para la posteridad.
 
 
En el encuentro jugado en Zurbaranbarri, además de la contribución de Ander, cinco consiguieron al menos 10 puntos (Asier Santa., 19; Iban, 11; Patxi, 12; Iker, 25; Beñat, 20), lo que sumado a la endeblez del equipo visitante, desembocó en un resultado final tan contundente. Fue en el último cuarto cuando se consumó la debacle visitante, merced a un parcial de 26-3.
 
 
 
 
 
 

viernes, 9 de noviembre de 2018

Los ascensos (8). El triunfo del segundo equipo

Tras una temporada anterior con solo un equipo, la salida a competición de un equipo en Senior 2ª, resultó un éxito. Llegó nueva gente, como Joan, que por motivos familiares pudo jugar muy poco; Rubén y Beñat, que iban recomendados por Asier Santa., y que permanecieron únicamente esa temporada; o Iñigo, Roberto, y Aritz. Aunque también hubo altas en el equipo de Senior 1ª: Mikel, que estuvo solo ese curso; yo mismo, que me hice ficha de jugador (aunque no jugué un solo partido), para poder completar las ocho licencias obligatorias de dicho equipo; y Rubén, el "chino".
 
Comenzamos la liga con una clara derrota en casa, contra Patronato. Sería un equipo este que se nos daría especialmente mal, puesto que no solo perdimos los cuatro enfrentamientos de esa temporada (dos en la primera fase, y otros dos en la segunda), sino que lo hicimos por una diferencia muy abultada. De hecho, esa primera derrota, por 23 puntos de margen, fue la menos "sangrante" de las cuatro. Al menos, se podía aducir que no habíamos sido capaces de competir contra el que acabó siendo el campeón de la categoría.
La primera de las 9 victorias de la primera fase (9 sobre 12 jugados) llegó en la siguiente jornada, en el colegio Miribilla, cancha de Bakuva. Los 26 puntos de diferencia, que fue, así mismo, la cantidad de puntos que anotó Iker, pronto demostraron lo que ya sabíamos: que frente a ciertos equipos, iba a ser un jugador imparable en ataque. Si a esto, además, le uníamos el que otros tres jugadores llegaron a los 10 puntos, nuestro ataque ofrecía garantía de éxito. Y aunque no ocurrió en todas las victorias, desde luego en aquellos encuentros en que al menos tres jugadores aportaban una decena de puntos, el triunfo estaba asegurado. Como sucedió en la siguiente victoria, frente a Boskozaleak B, en que la anotación de Iker se redujo a la mitad, aunque otros tres jugadores aportaron una decena de puntos, que además, para mayor regocijo de nuestro ataque, no fueron los mismos tres que en la victoria anterior.
 
La victoria en Mungia, en un partido con muchos puntos, tuvo, al menos en la parcela ofensiva (que destacó más que la defensiva), a tres protagonistas: a Iker, que logró su tope anotador en los años que jugó en Parque, con 32 puntos, siendo claro dominador del encuentro; a Adrián, que jugando de ala-pívot, "rompió los esquemas" del equipo local, anotándoles 5 triples (para un total de 23 puntos), y a Beñat, que cumplió con la "premisa" de que al menos tres jugadores debían llegar a la decena de puntos. Así, con jugadores de dentro y de fuera que metían puntos, era difícil perder.
Mas si de los seis que juegan, cinco meten al menos diez puntos, ya la victoria se convierte en paliza. Como ocurrió en el primer partido contra Derio, donde conseguimos algo que, muchos años atrás, hubiese sido impensable: que Parque sacase un segundo equipo a competición, y que este "equipo menor" lograse la tercera mayor diferencia de puntos a favor en los más de 20 años de historia del club...
 

domingo, 4 de noviembre de 2018

Los ascensos (7). El triunfo del segundo equipo

El cuarto ascenso, y último hasta ahora, fue el del curso 2013-14. En la tercera temporada en que tuvimos dos equipos compitiendo, fue el segundo de ellos, el de Senior 2ª, el que ascendió. El equipo que competía en una categoría más alta, sin embargo, hizo lo contrario; es decir, descendió.
El ascenso se consumó en una primera fase que se desarrolló más plácidamente de lo que esperaba, si bien los jugadores que teníamos en la plantilla ya nos invitaban a ser optimistas. Igualmente me hacía ser optimista el hecho de que era la primera vez que completábamos 15 fichas en un mismo equipo, que era el máximo permitido. Una plantilla tan numerosa nos facilitaba unos entrenamientos con buena cantidad de gente, aunque por contra, hacía más difícil (al menos, en teoría) la gestión de los cambios en los partidos.
Había una mezcla de veteranos y de gente nueva que nos ayudaría a lograr el ascenso. Pero, sobre todo, confluyeron en una misma temporada, principalmente durante la primera fase, tres aspectos desestabilizadores, que resultaron claves en tal éxito. A saber, volvía Patxi a Parque, y eso, en el campo, y fuera de él, se notó; también contábamos con Iker, que en la primera fase se iba a mostrar un jugador determinante; y para rematarlo, teníamos algunos jugadores que corrían, y mucho, lo que fue decisivo en unos cuantos partidos.
 
 
 

jueves, 1 de noviembre de 2018

Si das la vuelta al Marca... (3)

Nuestra trayectoria deportiva, en todos estos años, ha tenido altibajos. Sin embargo, en cuanto a celebraciones y festejos varios se refiere, no hemos mostrado signos de flaqueza; al menos, durante los primeros años. Son muchas las noches que complementaban la jornada deportiva, y que algunos relataban a la mañana siguiente, o en posteriores entrenamientos. Y también fueron unos cuantos, aunque menos, los eventos festivos diurnos que se llevaban a cabo tras diversos partidos, principalmente cuando jugábamos fuera de nuestra cancha. Ya he comentado algunos en entradas precedentes. He aquí otros: los pinchos en bares de Romo, tras una derrota; el recorrido por los bares del puerto de Bermeo, para celebrar una victoria; o la victoria en casa frente a Leioa, tras la cual Mikel García nos invitó a unas consumiciones. También, en el año 2006, la gran victoria en la ikastola Asti Leku, con solo seis jugadores, que se festejó con una cena en el restaurante Subito de Portugalete, a la que acudieron algunos de nuestros aficionados. Ese mismo año, tras la meritoria victoria en Trapagarán (jugamos con tan solo cinco), en el último partido oficial de la temporada, se repuso fuerzas con una alubiada en La Arboleda.
Y debió de ser buena experiencia aquella, porque unos dos años después, repetimos visita a La Arboleda (aunque en esa ocasión prescindimos de la alubiada), tras una victoria en Ortuella, ante Barrena Berri, en uno de los primeros partidos de la temporada 2008-09. A la comida y posterior "repanchingamiento" en sus agradables campas, para reponernos de las viandas, se sumó solo un grupo de veteranos, como atestigua la fotografía. Y es que en cuestión de celebraciones y festejos, la veteranía seguía siendo un grado (sea lo que sea que eso signifique).