jueves, 26 de diciembre de 2019

Supertomate (3). El origen

26 de abril de 1998. Hemos jugado un partido de la 10ª jornada de la 2ª fase, en Arrigorriaga, y hemos perdido. Estamos en la estación de tren, Iván, Jose, Carlos, y yo. Esperamos al tren que nos lleve de vuelta a Bilbao. No hay, o no parece haber una predisposición especial hacia la risa; no es, o no parece ser un día especialmente alegre o triste. Sin embargo, creo que Iván, o algún otro, nos ofrece maíces, que también son llamados "pepes", y que alguno conoce por el alias de "josefinos". Esa es la chispa, aunque no recuerdo el auténtico motivo, para que Iván contraataque con un chiste que no solo nos dejará perplejos sino que se convertirá en adictivo en el club. En el mismo intervenía un tomate y un limón, mas no contaré más, puesto que eso es misión de Iván desde hace años. Desde entonces, en cada comida o cena de equipo, o incluso en cualquier otra situación, sin venir a cuento, hay quien solicita a Iván que vuelva a contar el chiste de Supertomate.
El chascarrillo se hizo tan popular, que incluso bauticé con su nombre a uno de los premios que vota la afición. El obsequio que se ha venido entregando cada año tiene que ver con dicha fruta; normalmente, una lata de tomate frito.
 
Iván volvió 11 años después al lugar donde todo comenzó. No lo hizo para contar el famoso chiste (no tengo constancia de que lo hiciera), sino para ejercer como entrenador en la victoria de la 12ª jornada de la 2ª fase, en la temporada 2008-09 (justo la anterior a la del "ascenso silencioso"). Se trataba de una circunstancia diversa, de otros compañeros, y no fue lo mismo, porque el paso del tiempo no permite las réplicas exactas.
Tampoco fue exactamente un Supertomate el premio que Iñigo me entregó al comienzo de la temporada 2011-12. Tras la derrota que sufrimos en casa contra Colegio de Abogados, en la 3ª jornada, entregué a Iñigo de la Puerta los premios de la afición que aún no había recogido de la temporada anterior; esto es, el de mejor defensor (Piña-cerrojo), y el Supertomate. Iñigo, que había fichado por el equipo visitante tan solo unas semanas antes, tuvo a bien regalarme otra lata de tomate frito, o mejor dicho, un simbólico premio de Supertomate. Fue un bonito gesto de uno de los jugadores más grandes que ha pasado por el club, y que tan buen recuerdo nos dejó (ver Los amistosos (8). El adiós de un gran tipo). No pude más que sentir cierto orgullo por ello.
 

 

1 comentario:

  1. Un respeto,señores, que estamos ante dos grandes de Parque: uno de sus mejores jugadores además de gran persona y,junto a él,el artífice y única razón por la que Parque sigue en pie a día de hoy.

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